5/09/2018

Descubre los aparatos de control de salud y enfermedad, ¿son útiles?

En este primer grupo, tenemos una gran cantidad de monitores “weareables” de pulsera. Permiten tener información en tiempo real y guardar datos para ver la evolución y tendencias de distintos parámetros como pueden ser: metros recorridos, pasos dados, pisos subidos, tiempo haciendo ejercicio etc. Multitud de pulseras inteligentes realizan estas funciones además de otras y las transmiten a tu dispositivo móvil o a la nube donde posteriormente puede ser revisado.

Aquí el mercado está inundado de estos dispositivos con una gama de precios que van de los 20€ a los 300€. No hay ninguna normativa regulatoria acerca de la fiabilidad de los datos recogidos y por tanto éstos deben de ser interpretados con cautela. Sí que es verdad que, en general, los parámetros que hemos comentado antes, son sencillos de recoger con el desarrollo de los sensores (acelerómetro, gps, etc.) por lo que sí que parece que hay una correlación entre las tendencias obtenidas y sirven para motivar la actividad física de nuestra población. A pesar de que no gozan de una precisión importante, si podrían ser recomendados con ciertas limitaciones.

Un nivel mayor se exige en los dispositivos que controlan constantes vitales, los más frecuentes son aquellos que miden la frecuencia cardiaca (realmente la frecuencia del pulso) y la variabilidad de la misma, y más recientemente la saturación de oxígeno en la sangre a través de las variaciones del color de la piel con cada latido. Los resultados de estos dispositivos se han de interpretar con mucha cautela y aunque algunos de ellos han sido testados en distintos estudios, donde los comparan con monitorización electrocardiográfica y aparatos validados tanto en reposo como en ejercicio, puede haber variabilidad en las mediciones obtenidas, pudiendo interpretar resultados normales como patológicos. Por tanto, siempre se deben de corroborar con otros instrumentos avalados por las autoridades regulatorias (FDA o EMA) antes de tomar una actitud terapéutica.

Otros dispositivos que nos ayudan a llevar una vida sana, son aquellos que nos monitorizan el sueño (registran las horas en las cuales nos movemos menos), el peso, el porcentaje de grasa corporal, etc. Estos últimos aportan estar conectados y transferir los datos para ser gestionados y presentados de una manera más “amigable”.

El segundo grupo de dispositivos, son los que nos pueden ayudar al diagnóstico de enfermedades o al control de las mismas. Aquí si debemos de exigir que hayan superado los test comparativos y hayan demostrado precisión para ser utilizados como dispositivos “médicos”.

El mejor ejemplo lo tenemos en Kardia Monitor de Alivecor, si bien, no es un dispositivo que llevamos puesto, puede ser adherido al Smartphone y nos permite realizar un ECG (una sola derivación) para determinar el ritmo cardiaco y detectar la arritmia más frecuente (la fibrilación auricular), cuya detección precoz permite evitar en algunos casos la aparición de ictus isquémicos. Este dispositivo ha sido validado por FDA y EMA como dispositivo médico por lo que puede ser utilizado en humanos para diagnóstico en unas situaciones concretas. Recientemente este dispositivo ha sido implementado en las correas del AppleWatch y también goza de las autorizaciones regulatorias (KardiaBand).

Los dispositivos de control de presión arterial ampliamente utilizados y conocidos, ahora presentan la capacidad de estar conectados y enviar los resultados a plataformas para gestionarlos, no hay que olvidar que también deben de estar validados. (http://www.dableducational.org/sphygmomanometers/recommended_cat.html).

Más recientemente la conocida empresa OMRON ha presentado un monitor de presión arterial de muñeca (Omron’s blood pressure smartwatch), que está pendiente de validación y autorización de su uso en humanos por la FDA.

Lorenzo Fácila Rubio
Cardiólogo Clínico
Unidad de IC del Consorcio Hospital General de Valencia
@micardiologo